... porque el que tengo para el maquillaje y demás historias de uso diario no es que esté mal, pero había que renovarlo.
Y como además, quería desahogarme un poco tras estas semanas de trabajo infernal, hacerme un neceser era justo lo que necesitaba: una labor rapidita y de mucho uso.
Así que cogí el patrón del neceser Tilda, que he usado ya en varias ocasiones, y como me parecía que se iba a quedar pequeño, le añadí un par de centímetros.
Y la tela... bueno, se trata de un paño de cocina de algodón de Primark, que venía en un pack de 4: este, uno beig, uno rojo, y uno de lunares blancos sobre fondo rojo. Los compré para hacer manteles individuales, porque para la cocina prefiero los trapos de felpa.
Un par de corazones aplicados, retales de la colcha otoñal que empecé con tanto furor y que está aparcada. Y el botón de corazón plateado.
Y un último detalle:
Decorando la cremallera, una cinta celeste con topos blancos (de Gangalandia) y un botón con un muñeco de jengibre, que tiene su historia: cuando los gemelos eran bebés, uno de ellos nos recordaba a estas galletas, y por eso, porque hoy cumplen 7 años, me pareció un detalle que aunque no pegase con el estilo del neceser, tenía su significado.
Ahora, sólo me queda llenarlo (y ya de paso, hacer limpieza).
Eso si que es aprovechar lo que tenemos por casa. Muy bonito.
ResponderEliminarTe ha quedado moniiiiisimo. Me gusta mucho. ¡ Ala ahora a llenarlo de nuevos potingues.
ResponderEliminarbss
Precioso, como siempre!!
ResponderEliminarEl partido que se le saca al patrón de Tilda, bueno y a los trapos de cocina.
ResponderEliminarMuy original
Besos
Es precioso, te ha quedado genial
ResponderEliminarChica, qué apañada eres, además te queda todo estupendo.
ResponderEliminarUn abrazo.