Es una sorpresa abrir la puerta de casa y encontrarte una bolsa llena de cerezas "de doble cara"...
Cortesía de uno de mis vecinos, que nos dio un par de racimos el sábado y que al decirle ayer por la mañana que no había conseguido probarlas me trajo más.
Y como me parecieron tan espectaculares, aproveché para hacerles fotos y así luego poder practicar con el Picmonkey al editarlas...
Sacando las fuentes de cerámica del Alentejo que usé en la cena del viernes...
Aquí, apiladas dentro del aparador:
Me encanta este tipo de cerámica portuguesa. No sé por qué, pero las cosas servidas en ella están más ricas que si se ponen en una fuente de cristal. Quizá sea cuestión psicológica, pero lo mismo me sucede con las bebidas: tengo vasos diferentes para agua, zumo, refrescos, cerveza...
Y además, lucen tan bonitas en una mesa de verano... Imaginaros ésta con una ensalada:
Y estos cuencos, para gazpacho:
Porque las cosas funcionales pueden ser bonitas también... ¿A vosotras también os pasa lo que a mí con los vasos?
Feliz semana!
Que pinta tienen esas cerezas!! Son de exposición. Tienen que saber buenísimas. Las fuentes y los cuencos son divinos!! Me encanta el barro decorado. Claro que es verdad, que la comida igual que la bebida adquieren un sabor mucho más rico dependiendo donde se sirvan. Pasa mucho con las copas del vino. No se saborea igual un buen vino en un vaso cualquiera que en una fina copa. Un beso
ResponderEliminarLa cerámica da otro sabor, y si es decorada ya ni te cuento!
ResponderEliminarJe je je, me tranquiliza saber que no soy la única, aunque mi madre es igual...
ResponderEliminarEsas cerezas me recuerdan a las que tenía mi padre en el campo antes de que se secaran lis cerezos. Era a delicia comerlas directamente del árbol! Ese sabor no lo he vuelto a encontrar! Qué blog más bonito tienes! Desde ya me hago seguidora! Un beso.
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