Al final, es el detalle

Al final, es el detalle lo que hace que un lugar tenga algo especial.


Me di cuenta el día de la Inmaculada, mientras mi casa olía a niños que se acaban de despertar y que remolonean en el sofá.

Y yo les miraba desde la mesa del comedor, mientras escribía en el ordenador. Y pensaba que era bonito el verles así, mientras las luces del centro de mesa navideña que hay sobre la mesa de centro se reflejaba en sus ojos...

Porque ellos son el detalle de mi casa.

 En las últimas entradas de este rincón te he ido enseñando las diferentes cosas con las que he ido adornando mi casa, pero hay pequeños objetos que necesitaban un detalle, algo que los hiciera formar parte de estos días navideños, pero sin que perdieran su espíritu.


Y ese algo era un simple lazo.

Algo que se pueda quitar el 7 de enero, pero que mientras esté, forme parte del ambiente navideño que quiero que se respire en mi casa. 

Y mientras los colocaba, pensaba que a lo mejor los gemelos piensan que su madre está algo loca, que se excede, que ellos con el Árbol tienen suficiente...

(Celia no opina eso... es mi "apoyaora", y si por ella fuera, coseríamos espumillón a los abrigos)

Pero a lo mejor no... a lo mejor ven normal ese trajín que me he traído estos días, y les gusta, aunque no lo digan.

Y les puse lazos a la campana de cristal y al pequeño invernadero de metal blanco que hace pocas semanas llegaron a casa en una de esas visitas mías a Maisons du Monde para quitarme el estrés.

Y empezaron a oler a polvorón.

Lo mismo sucedió con el cubo de zinc donde tengo una de mis plantas...

Y mi cactus de Navidad, cuyas hojas miro todos los días a ves si empiezan a despuntar los capullos de flores, que es mi reto, el verle florecer de nuevo.

Y para terminar, en la consola de la entrada, aunque ya está profusamente decorada, a la jaula le puse otro trozo de lazo... para que no se quedara perdida, para que también oliera a polvorón, y a turrones.

Porque un simple lazo puede hacer que cualquier cosa cambie. Porque me gusta que así sea. Y porque aunque mi familia parece que no le de importancia, sé que es lo que esperan que sea su casa.

Feliz semana.

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