Cojín "Love" y aniversario

Llevaba yo tiempo con ganas de hacer este diseño con aplicaciones y bordados, y este verano ha llegado el momento. Además, hoy es el día perfecto para enseñártelo, porque es mi Aniversario de Bodas... Trece años ya.

Este cojincito me pareció muy romántico, además de ser la típica labor que se hace en poco tiempo, pero que es entretenida, nada monótona, por el festón en las aplicaciones y los bordados.

Y además, así voy usando los trocitos de tela que van quedando de proyectos grandes y medianos, e incluso, de los pequeños, porque hasta el trocito de tela más pequeño puede ser utilizado en el pico de un pajarito o en el pétalo de una flor. No sé si te pasa como a mí, que cuando tengo que tirar a la pequeña papelera que tengo en el brazo del sofá donde coso, me da un poco de pena, y tiene que ser un trozo muy minúsculo para que termine en el cubito. Sí, quizá tengo tendencia a acumular (telas, hilos, sellos, cintas...), pero es que nunca se sabe cuándo se podrán necesitar.

Además, estos recortes me recuerdan las colchas donde las usé, así que es como recuperar la memoria "patchworkera"...

En la "L" y la casita, usé unas telas de Anni Downs, que me sobraron del quilt " The Simple Life (puedes ver cómo quedó pinchando aquí ).

Y la tela del corazón... que la compré para un vestido para Celia, y ya que esta rebajada, creo que compré hasta para hacerme un vestido para mi... Pero es que es tan bonita...

Porque nunca se tienen suficientes telas, ¿verdad? 

Y esta de flores con el fondo azul.. Que fue de las primeras que compré cuando me inicié en el patchwork, y que además, es la misma que la de unas zapatillas que tenía mi sobrina Ana cuando empezó a andar.  No es una tela del mismo gramaje que las habituales de patch, pero me encanta y además, la he usado en muchísimos proyectos, y en éste, tenía que estar presente.

Es que la vida se compone de pequeños retales que vamos uniendo, con telas que a veces nos gustan mucho y con otras que no nos gustan nada (como la que he usado para los pajaritos), pero que nos hacen el apaño y que tenemos que encajar. 

Y estos trece años de matrimonio han sido eso; un compendio de momento muy felices, y otros menos, pero siempre compartidos, siempre dándonos la mano para ayudar a levantarnos. Porque es fácil disfrutar de los buenos momentos; lo complicado es mantener el amor cuando las cosas vienen mal dadas, cuando las cosas no salen como esperaban, o cuando tienes miedo. 

Hace seis años, uno de los gemelos estuvo muy enfermito. Pensábamos que tenía un tumor cerebral, y nos pilló en Salamanca: una ciudad que no era la nuestra, separados del otro gemelo, y con mucho miedo. Y entonces, mi marido me dijo que tanto si había tumor como si no lo había, lo pasaríamos juntos y eso nos haría más fuertes. Al final, y gracias a Dios, se quedó en un susto, y mi chiquitín tiene 10 años y está de campamento con "el idiota de mi (su) hermano" (vuelven el jueves, por fín). Pero nunca se me olvidará esa frase, ese planteamiento de afrontar la vida juntos, pase lo que pase, y venga lo que venga. 

Y las risas, y las bromas, y el hacerse la vida un poco más fácil con detalles pequeños, de los que no se compran ni se venden.

Continúo con mi cojín... que me embalo contando mi vida matrimonial y me olvido de enseñarte la última letra...

Para la "E", una tela que me dio mi madre, de Veronique Requena, que usó como borde de su "Mystery Quilt",  y que fue su bautismo en el mundo del patchwork...

... y tanto le gustó, que ya no puede parar de hacer patchwork... Y me pide consejo para combinar telas... ¡por teléfono! Y mira, Mamá, que estaremos muy unidas, pero a tanto no llego, que me puedo imaginar la combinación, pero no puedo dar una opinión certera. Y además, como le digo yo a ella, en esto del patch, cada una combina como quiere (o como puede), e incluso el mismo diseño, queda diferente según quién lo haga (por ejemplo, su "Simple Life" es totalmente distinto del mío, y eso que muchas de las telas se las pasé de las que me sobraron).

El cojín ya está en el sillón del salón... la mayoría de las veces, porque es tan tiernecito que a Celia le encanta cogerlo y achucharlo.


Y es que como dice el dicho "Si la vida te da retales, haz patchwork", porque solo tenemos una vida.

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