Bolsa para zapatillas

Cuando el verano pasado mi suegra me pidió que le hiciera una bolsa para las zapatillas del baño le dije que tardaría...

Porque no me gusta coser "impuesto".

Y es que la inspiración no me llega siempre cuando la necesito, sino que hay labores que necesitan macerarse.

Como esta bolsa.

(Hoy publico a una hora extraña porque ha sido fiesta en Madrid y se me ha pasado la mañana...)

La necesidad le llegó a mi suegra cuando compró un colgador con perchita para el baño, que quedaba huérfano sin nada que colgara de él. Y en esos paseos que nos dábamos cuando empezaba a oscurecer en verano, me pidió que le cosiera una bolsa para guardar las zapatillas de felpa de toalla que usa para después de ducharse.

("Chus", le dije", "tardaré hasta tenga la idea madura y las telas y elementos necesarios")

Ella no tenía prisa, pero yo sí, porque hay encargos que te hacen rum-rum en la mente, pero no quería que la premura por entregarle lo pedido me hiciera ir con prisa, y coser por coser.

Así que el viernes pasado me puse a ello, cuando rescaté un trapo de cocina de Ikea en hilo rosa y con bordados en punto de cruz que tenía comprado desde hace meses, porque me encantó la textura, el color, y porque pensé a la hora de echarlo en la bolsa amarilla que merecía un destino mejor que el de secar vajilla.

Por el bordado en punto de cruz...

Y el color rosa, que además, le va perfecto al cuarto de baño donde estará colgado...

Como estaba "lanzada", decidí ponerle un aplique bordado, que tenía en un cajón y creo que es de las chichoneras que les hizo mi madre a los gemelos...

Y su charm, de "Hecho a mano para ti".

A la hora de coserle el pasa-cintas, escogí un a tela de Toile de Jouy que tenía desde hace años, 

Y las cintas... Eran las doce y media de la noche... Y mi idea mental, cuando me puse a macerar esta bolsa, pensé en cinta de organza rosa. 

(Pero aunque tengo material acumulado, mi casa no es una mercería...)

Así que rebusqué en la caja de las cintas y encontré ésta plateada, que le iba estupendamente.

Y para que las cintas no se fueran (o que el nudo no quedara a la vista), en el extremo cosí dos yoyós juntos:

¡Estaba disfrutando tanto cosiendo! Que a la una y media de la mañana, para rematar la bolsa, cosí una cinta en la parte trasera, para que mi suegra pueda colgar la bolsa y quede bien bonita...

Ayer, se le dí a mi suegra, cuando vinieron a comer a casa. Y le encantó.

Porque hay labores que hay que macerarlas, esperar a encontrar la tela adecuada, los elementos con los que la decoraremos. Y cuando todo encaja, disfrutamos cosiendo, y ese placer sentido mientras estamos con la aguja, yo creo que impregna la labor. Y la persona destinataria siente esas buenas vibraciones, ese cariño...

¿Y ahora, qué coso yo?

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