Una caja de Navidad para regalar

A veces, las semanas se complican... Empiezan relativamente bien (en cuanto a la logística infantil se refieren), pero a la mitad de la semana, ocurren sucesos que lo descabalan todo...

Pero un regalo para una madre, está por encima de todo.

(aunque tengas que ponerte a pintar a las once de la noche)

Porque la semana empezó encarrilada, pero se nos descarriló...

Y es que como decían en mi casa cuando yo era niña: "El hombre propone y Dios dispone"...  La semana comenzaba con un marido de viaje y una abuela entregada (mi madre)  que se iba a encargar de recoger a mi trío mientras yo estaba trabajando. Pero la repentina neumonía de mi padre el miércoles, todo lo lío...

Sin embargo, tenía que terminar la caja de Navidad que le estaba pintando a mi madre para su cumpleaños, que fue el sábado 28.

Aunque tuviera que ponerme a pintar a las once de la noche, una vez que los niños estaban todos durmiendo, mis suegros (los mejores del mundo) ya en su casa después de ocuparse de ellos mientras yo estaba en el hospital, y yo sin cenar, porque las preocupación es lo que tiene, que me cierra la boca... Pero hace que necesite hacer cosas, como limpiar las ventanas o la cocina, pero no eran horas...

Y como ya te he contado otras veces, la pintura tiene para mi algo terapéutico, que ni el patchwork consigue. Porque aleja las preocupaciones, o las focaliza en escoger colores, o en que no se noten los brochazos. 

Por eso,  ahí estaba yo, casi de medianoche, lijando y haciendo decoupage. Con una lata de bombones Valor que tenía guardada... Porque sabía que o me ponía a pintar, o mi madre se quedaría sin regalo de cumpleaños, ya que el tiempo disponible para comprar un regalo había desaparecido.

(y aunque a ella le daba igual tener regalo o no, para mi era importantísimo poder tener un detalle con ella)

Pinturas de efecto chalk paint, una servilleta de Søstrene Grene, y muchas ganas de dejar la mente volar, de no pensar más que en cómo quedaría la caja si lijaba los bordes y dejaba que el metal se viera.

Y una cinta de cuadritos, porque la parte inferior quedaba sosa, y tenía que decorarla, de darle un poco de mi....

(lo de la cinta se me ocurrió el sábado a las ocho de la mañana, que es lo bueno que tiene el ser madre, que los días empiezan muy temprano, aunque sea fin de semana)

Y ya que estaba, forré el interior, con papeles de estilo navideños, porque una caja con tanto amor pintada, no podía obviar sus interiores...

(por eso hay que tener materiales de reserva, porque la necesidad puede llegar en cualquier momento)

Y en la tapa, aunque es este caso los laterales no los forré porque si no, la caja no habría cerrado...

Y con este regalo hecho a mano, y además, reciclado, nos fuimos el sábado a ver a mi madre, aprovechando un momento que fue a casa a ducharse... Y me fui con mi trío, porque los gemelos ya tienen edad (el viernes cumplieron 11 años) para disfrutar del placer de regalar, y no sólo de que les regalen. Y aunque no fue el cumpleaños que teníamos pensado, al menos ese rato lo pudimos compartir.

Luego, cuando estaba ya de vuelta en el hospital, me llamó para darme las gracias, por el tiempo dedicado, porque le encantaba cómo estaba terminada...

No me dijo que no hacía falta que le hiciera ningún regalo... Porque no habría sido cierto. Porque a todos nos gusta que nos hagan regalos, que se acuerden de nosotros. Que nos dediquen tiempo y pensamientos. Aunque sea un regalito pequeño. 

Y esta caja, ahora la está usando de costurero, porque las horas en los hospitales corren despacio... y cosiendo, se hacen más llevaderas.

(aunque sea cosiendo bajos de pantalones, porque su labor de patchwork no se la ha llevado)

Y es que la caja me encanta cómo me ha quedado, con la servilleta integrada, con ese aspecto antiguo y gastado...

Porque además, siempre que la veamos nos acordaremos de esto días de lío hospitalario, de malabares para atender a niños y mayores...

Y porque un regalo siempre es bien recibido...


Feliz semana

(la mía será complicada, pero la superaremos)

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