Me encantan estas mañanas de sábado en las que no hay que ir a ningún lado: la compra ya está hecha, la comida medio preparada, la casa limpia... Y poder mostrar en lo que me he metido. Ahora, vuelvo a valorar el tiempo disponible, esa hora después de la cena en la que saco las telas y el alfiletero y me puedo poner a coser. Ha sido esta una semana muy complicada: los gemelos están de vacaciones y les he apuntado a un curso de natación, por lo que después de que desayunen (ellos y la pequeña), nos montamos en el coche y bajamos a la piscina municipal. Son ratos "perdidos", pues me supone ir de cabeza toda la mañana, porque la benjamina no tiene todavía un horario establecido... Una locura, pero es algo temporal.
Mientras mi niña toma el pecho, aprovecho para conectarme a internet, lo cual es muy peligroso... Y así, hice una compra estupenda en Amazon:
Tenía ya ganas de hacer algo de Veronique Requena, y quizá este es el proyecto más ambicioso, pero por algún lado hay que empezar.
Junto a este libro, compré también el "Country Cottage Quilting" de Lynette Anderson:
Qué ilusión me hizo recibirlos, y ojearlos, y soñar con los proyectos que vienen en ellos. Porque son cosas que se pueden ir haciendo en el sofá, o llevarlas de vacaciones.
El "Mystery Quilt" yo creo que es un clásico:
Está compuesto por 12 bloques, en teoría para hacer uno cada mes, y es grandísimo. Pero por eso mismo, porque son como pequeños proyectos individuales, supongo que no me cansaré de él haciéndolo. O no nos cansaremos: va a ser el primer proyecto de patchwork que haga mi madre. Así que va a ser un mini-SAL familiar, madre e hija cosiendo juntas, separadas por dos manzanas de casas.
Como va a ser lo primero que haga, empezaremos por el Segundo Bloque:
Las piezas a aplicar son grandes (bueno, ya veremos cómo me quedan las estrellas), y se hace rápido. Así, no se desanimará y no tardaremos un mes en tenerlo; de hecho, yo creo que en una semana, una hora diaria, que es de la que dispongo, lo tendré listo.
Mi madre es "muy fina": me ha pedido que le corte yo las telas, para ir orientándola... Y es lo que menos me gusta, el calcar los patrones, el escoger las telas, así que lo tengo que multiplicar por dos. Así que ayer por la tarde, aprovechando que tenía otros brazos para coger a la pequeñina, me metí en faena:
Escoger las telas es complicado, por varias razones: generalmente, no tengo las telas que vienen en los libros o en las revistas, por lo que primero busco entre las que ya tengo a ver cuál es la más parecida, o si no se parecen, cuáles quedan mejor entre ellas. Y si toca salir a comprar telas, es lo mismo: en la tienda que hay en el pueblo, no es que haya demasiada variedad, y desplazarme a Madrid, es prácticamente imposible, con una criatura que reclama su comida cada 3 horas, dos niños de 7 años que odian ir de tiendas y un marido que es eso, un marido, y que por definición, tienen alergia a las tiendas. Por eso, ayer compramos un par de telas de fondo y otras dos más estampadas, que de todas formas, no se trata de comprarlas ya todas y además, perderíamos el placer de encontrar algún retal en alguna visita inesperada a una tienda de tejidos. Por no hablar de que mi madre tiene que sacar su "maleta" de retales, a ver qué nos encontramos.
Eso sí, los trozos los tiene que cortar ella, aunque le he dejado cada patrón cortado junto con el trocito de tela, que ayer estaba ya desesperada (y lo que me queda...):
Y cuando nos vimos por la tarde, le hice entrega del primer objetivo empaquetado en una bolsa para congelar. Y yo, por la noche, aprovechando que el bebé se durmió antes de las diez, y después de cenar a una hora razonable (antes de las once), empecé mi bloque. Se lo iré enseñando cada día a mi madre, a ver si así se anima y no se me retrasa.
Feliz fin de semana (deseando que llegue la hora de la siesta para no echármela yo y seguir cosiendo)