A veces, el oír a nuestros hijos opinar sobre una labor o una manualidad es bonito.
Hacerles caso no siempre es posible, pero de vez en cuando, su idea se incorpora a lo que estamos haciendo, y de esta forma, esa labor, que ya de por sí era especial, lo es aún más. Porque lleva consigo la complicidad del tiempo compartido.
Hoy te quiero enseñar la funda de almohada que he bordado para Celia, y cuál fue su participación, que nos hace mucha gracia, porque eso de terminar las cosas en "ico" queda gracioso, y más siendo nosotros de Madrid...
(el bordado está hecho en plena búsqueda de mi "mojo costuril", así que no me pidas perfección en las puntadas, que la estuve haciendo casi como terapia de choque)