Lámparas nuevas

Y se hizo el blanco...

Y los pintores dejarón el salón listo. Y entonces, tocó colocar las lámparas que habían descolgado.

Solo que no pusieron las antiguas, sino las nuevas.

O no tan nuevas...

Porque las lámparas que les dije que colgaran, ya habían tenido otra vida en casa de mi hermana. Y en aquella vida, eran oscuras.

Las conseguí un día que fui a comer a casa de mi hermana y mi cuñado me comentó que las iba a poner a la venta en Segunda Mano... Y yo le dije que las quería. Así que con el coche lleno de niños, las eché en el maletero, y de ahí, al desván.

Y allí estuvieron más de año y medio. Primero, la excusa era que hacía mal tiempo para ponerme a pintarlas en la terraza. Luego, que hacía calor. Y más tarde, que esperaría a que se pintara el salón.

Y los pintores iban a llegar.

Entonces, aprovechando que los albañiles estaban cortando azulejos esta Semana Santa y que no podía salir de casa, empecé a pintarlas.

Escogí esta vez la pintura Chalk de Americana, de color Encaje. Un sólo bote, de tamaño mediano. Y tres capas, porque al ser oscuras al color le costó. 

Como apunte, te diré que la marca me ha encantado, que volveré a comprarla, porque siendo espesa no espesaba...

Y cambiaron.

Aquellas lámparas oscuras que dormían el sueño de los justos en un desván, se convirtieron en nuevas.

Con la compañía de dos rosetones de escayola, que son el remate perfecto a un salón recién pintado.

A juego con las molduras también nuevas....

Por que todo merece una oportunidad, y lo que ya no nos sirve, a otros les puede hacer mucha ilusión.

Y mi cuñado, encantado, aunque advirtiéndome que a lo mejor mi hermana, ahora las quiere recuperar.

Porque da igual el lugar desde el que las mire... Me gustan mucho más que las que tenía antes, unas de tipo Tifany que eran bonitas en su momento, pero que ahora pesaban mucho.

Y como anécdota te contaré que uno de los días en los que estaba pintando la alargada, uno de los pintores se ofreció a pintarla del color que yo quisiera, con un spray... Imagina mi cara de horror. ¡Me querían quitar uno de mis placeres! Y me entendió: mientras una pinta, se olvida de todo lo demás. 

Porque todo merece una segunda oportunidad.

Y mientras, yo sigo con paciencia limpiando el polvillo que se deposita en todos los rincones de la casa, cuando casi hemos pasado el Ecuador de la Operación "Fuera Gotelé"

(y el gemelo pequeño ya está en casa, y cruzamos los dedos para que los otros dos hermanos no se hayan contagiado de la varicela...)

Feliz semana