Una estantería y más cosas de sitios insospechados

Si te cuento de dónde es esta estantería con forma de escalera a lo mejor no me crees.

O quizá sí... porque a tú también encuentres cosas en lugares insospechados.

O porque abres los ojos para localizar objetos que luego encajan en casa.

Hoy, va de una estantería y más cosas que nunca pensé que podría encontrar.

Vaya por delante que esta entrada no está patrocinada, aunque sería un detalle. Porque a mi Lidl me pierde, y me alegro de esta perdición cuando encuentro cosas como esta.

Y cuando al colocarlas en casa, encajan a la perfección, como si estuvieran hechas a medida.

Como esta estantería, que se supone que es para una terraza o jardín, pero que ha encontrado su lugar en mi salón por dos motivos:

1) Ya que compraba la de color verde con forma silla plegable, no pasaba nada por coger esta blanca

2) Aún hace mal tiempo en Madrid y era una pena dejarla guardada...

El primer motivo responde al "total, son sólo 20 euros/luego seguro que me arrepiento de no haberla comprado". 

(De acuerdo, son dos excusas)

Y es que muchas veces compro así, no por impulso, sino por ser precavida y por pensar en necesidades futuras. Esto pasa también con las telas, los hilos de bordar, las cajas, los papeles de scrap...  Y al final me alegro. Así que cuando mi instinto me dice "Compra, compra", me dejo llevar, sabiendo que al final me alegraré.

Ahora, el segundo motivo, o más bien, la consecuencia del primero.

Llevada por unas ganas tremendas de primavera, y con el viernes tan frío que hacía en Madrid, el dejar este pequeño tesoro dentro de su caja a la espera de poderlo poner en la terraza era como dejarse vencer por el desánimo invernal.

Así que saqué el destornillador y me puse a montarla, sin tener claro dónde la colocaría.

(A las malas, podía guardarla en el trastero ya montada)

Pero una vez montada, sólo tuve que pegarla a la pared, pues tiene el tamaño exacto del hueco que hay entre la puerta del salón y el radiador.

Entonces, tocó decorarla...

Unos corazones de tela que hice hace años para decorar el perchero del pasillo. Y una jaula con un pájaro de madera (de Primark, otra de mis tiendas-perdición).

Y más jaulas, y más velas...

... y más objetos de esos de compra por impulso, pero que luego encajan entre ellos, y le dan personalidad a una estancia.

 Y hortensias, artificiales, eso sí, porque para las naturales aún habrá que esperar...

Y mientras escribo, giro la cabeza hacia la derecha, y veo mi nueva estantería, que no sé cómo podía estar ese hueco antes tan vacío...

Pero esto no es todo.

Más compras de impulso que luego encuentran utilidad y sitio: las casitas con violeteros (también del Lidl).

El narciso es de cosecha propia, de los bulbos que planté a finales de octubre y que el sábado, al asomarme a la terraza, vi que ya estaban floreciendo. Así que corté éste, que ya estaba totalmente abierto, para colocarlo en el salón, y que su color amarillo alegre estos días en los que el invierno da sus últimos coletazos.

Bonito, ¿verdad?

Y es que hay compras de las que luego nos alegramos, y es que quizá no sean por impulso sino porque sabemos (por experiencia) que luego serán necesarias.

Feliz semana (y nos vemos el miércoles)

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