Terminaron mis vacaciones de Semana Santa, y con ellas, los días de tener tiempo para hacer las cosas que me gustan (incluso el levantarme pronto a pesar de que no haya que ir a trabajar).
Tiempo incluso para hacer los nuevos adornos del cuarto de baño recién reformado. Que menos mal que insistí para que adelantaran la obra una semana, pues así, he podido descansar, y no tener que irme mañana a trabajar con el polvo de cortar los azulejos aún flotando en el ambiente.
Y además, con tiempo para poner mi toque personal en esta estancia que huele aún a lechada recién echada.