Cosiendo en vacaciones

Más de un mes sin asomarme por mi rincón... Y es que este verano ha sido (y lo doy por terminado ya que hoy regreso al trabajo) ha sido un verano raro. Muy raro.

Quizá la mayor diferencia con respecto a los veinte veranos anteriores ha sido el haber estado tres semanas en la playa.

Sí, tres semanitas de nada.

Y no por voluntad propia.

Pero a veces, la vida te lleva por derroteros inesperados y uno de ellos ha sido el tener que estar en un pueblecito cerca de Sagunto (en Valencia) durante tres semanas, por motivos laborales de mi marido. Así que con ese panorama de familia separada por las circunstancias laborales, cuando comenzaron mis tres semanas de vacaciones cogí a mi trío y para allí que nos fuimos.

(con muchos planes para hacer y visitar lugares, que al final se han quedado en nada, pues el relax extremo nos ha superado)

Pero no sólo llevé los bañadores y los cubos para hacer castillos en la arena de la playa...

Porque los días son muy largos, y además:

1) La casa en la que iba a pasar tantos días tiene un tamaño de menos de la mitad que la mía, por lo que el tiempo a dedicar a la limpieza se reducía considerablemente.

2) A estas alturas de mi vida, creo que soy un poco hiperactiva, y eso de estar mano sobre mano se me hace insoportable.

3) Iba a estar de vacaciones, a mi aire, con mis tres niños, pero a mi aire (sin horarios, sin conexión a Internet, sin prisas)...

Así que con semejante perspectiva, preparé mi equipaje "costuril"...

Obviamente, la caja de las telas seleccionadas para el Splendid Sampler no podía faltar...

Ordenadas por colores, para poder seleccionar las combinaciones fácilmente...

Y la caja de los hilos, con las madejas ya desenrolladas y algunos de mis ovillos favoritos...

Lógicamente, imposible hacer una selección de los que podría usar, así que siempre viajo con la caja a cuestas...

Efectivamente, el alfiletero grande tampoco podía faltar... Que sí, que podía hacerme un guarda-agujas monísimo, pero por inercia, siempre meto este...

Y mi labor...

Lógicamente, el Splendid Sampler, por aquello de que sólo con las telas podía apañarme, sin tener que ir a comprar más materiales...

Y así, a lo tonto, en estas tres semanas, he podido hacer doce bloques...

... que otro día te enseño con detalle, pero entiende que cuando estoy escribiendo ésto es el domingo previo a la vuelta al trabajo, y me iba a dar una pena tremenda el darme cuenta de que se acabó lo que se daba...

Mi madre me dice que cómo he podido coser tanto (además de un llavero que tenía pendiente de hacer desde hace más de un año), y encima, tener el apartamento medianamente apañado y bajar a la piscina y a la playa... Pero es que estos días he descubierto el placer de madrugar para ponerme a coser. Antes de las ocho de la mañana, la mayoría de los días, ya estaba yo en la terraza con una taza de té, la radio y mis aperos de costura. Y así, hasta las diez de la mañana, que era cuando normalmente el trío se levantaba.

(incluso les bajaba la persiana a tope para que aguantaran un poquito más y así yo seguir dándole a la aguja...)

Que para eso están las vacaciones, para desconectar, para disfrutar de la familia y para hacer lo que nos apetezca.

(incluido el madrugar para hacer patchwork, que hay gente para todo)

Y es que aunque no estuviera en mi casa, ya procuré yo que me pareciera que lo fuera un poquito... Con una de mis tazas para el té, mis telas y mis tijeras.

Y hoy, que vuelvo al "tajo", como se suele decir, procuraré que me sea lo menos duro posible, y estaré contando las horas para seguir con mis labores...

Feliz semana!

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