Una bolsa con mucho cuento

Lo bueno de saber coser es que puedes hacer los regalos a medida, casi al gusto de la destinataria.

Y si tienes buena memoria, el trabajo se simplifica.  Porque si alguien te dice que le gusta algo mucho, lo apuntas en la agenda mental, para que cuando sea la ocasión, ponerte manos a la obra.

Esta bolsa con mucho cuento, es producto de eso, de la habilidad y de la buena memoria.

Todo surgió cuando les hice a mis sobrinas las bolsas de telas de cuentos, que mi hermana se quedó enamorada y me dijo que a ella le gustaría muchísimo tener una para llevar el tupper al trabajo:

Entonces no tenía tiempo, ni ganas ni motivos, pero el 23 de diciembre, a dos días de su cumpleaños, me acordé de su petición y pensé que tenía tiempo para ponerme manos a la obra y tener la bolsa de marras lista para el 24 por la noche, que íbamos a cenar a casa de mi madre.

Y es que hay telas que enamoran. Telas que sabes que necesitan muy poco hilo para convertirse en algo especial. Porque la tela en sí ya lo es todo.

La tela de los cuentos es una de ellas.

Y si eres una amante de las telas, comprenderás por qué me gusta exprimirlas al máximo, no desperdiciar nada, aprovechar hasta el último retal. 

Por si duran para siempre.

Y por eso, la trasera de esta bolsa es verde con lunares blancos. 

Para que la tela me dure más. 

No es racanería. Ni comodidad. Porque me costó ir a la tienda de tejidos con el trío, a buscar una tela que combinara y a la vez contrastara. Y te aseguro que salir con tres niños (uno de ellos con cuatro años y ganas de perderse entre los rollos de tela) no es nada cómodo.

Y ya que estábamos en la tienda, compré también tela de cuadritos blancos y amarillos para el borde y las asas. a juego con el tejado de una de las casitas.

Para el forro, la misma tela de lunares, porque cambiar de tela habría sido un exceso de combinaciones y ésta además, tiene mucho apresto, con lo cual era perfecta. 

Así, el 24 de diciembre, por la mañana, estaba yo liada con la máquina de coser, que gracias a que las costuras son lisas y a que no es la primera bolsa de tela que hacía, podía ir rápido, sin necesidad de hilvanar, sólo usando alfileres.

Por la tarde, y a dos horas de irnos a casa de mi madre, terminé los detalles:

Dos botones de madera en la unión de las asas:

Y una cinta con el mensaje "Handmande" (hecho a mano) cosida en el interior, por si mi hermana no se daba cuenta de que la bolsa la acababa de coser yo, con mucho cariño.

Le encantó.

Por la forma, por la tela, por lo inesperado.

Porque cuando sabes coser, es muy fácil agradar. Y eso que esta bolsa no es más que cuatro pespuntes, que no lleva ojales ni cremalleras ni nada complejo.

Pero llegó en el momento apropiado. Cuando la destinataria no se lo esperaba.

Feliz semana de cuento.

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